Terminado el primer tiempo River fue superior en la cancha. Boca
estaba perdido y sacado y ahora tenia 45 minutos menos y muchas dudas.
La mitad del equipo amonestado, incluyendo sus figuras. El último
amonestado fue por arrojarle la pelota al juez de linea.
El DT de Boca entró
al campo al finalizar el primer tiempo fuera de sí para increpar al
arbitro que él mismo había elegido. No estaba preparado para pensar y repensar sus propios errores (que ya habían sido muchos).
Jugarlo de nuevo, pero ahora con la cabeza fria, saliendo del clima en
que estaban los xeneixes, sin público que los presione, teniendo tiempo
para repensar la táctica mal planteada y con algunas de las figuras
rivales disminuidas fisicamente, hubiera beneficiado sin duda al club al
agresor y no al agredido.
River había ganado en el partido del carácter
y la personalidad, pero en la cancha, en esa cancha, en ese momento y en
ese lugar. Donde correspondía. Barajar y dar de nuevo dos dias despues hubiera cortado ese
trabajo y beneficiado a quien perdió la pulseada. Pedir que siga el
partido era empezar otro partido y cuando vas perdiendo, eso no vale.